El Ballet de la Llama
Un 30 de octubre nace un niño, Perth
era su nombre, muy hermoso al nacer sí que fue, ojos verdes como un árbol en
primavera, su piel tan blanca como la cal. pero aquel niño fue malvado desde
nacimiento, mordía y golpeaba a quien se
le acercaba, no dejaba a su madre acercarse para amamantarlo.
Cuando creció, maltrataba animales,
empezó por pequeños ratones hasta llegar a vacas y caballos, les quemaba las
patas a los más pequeños, a los perros los hervía, literalmente, y a los
animales más grandes les rompía las patas para que no pudiesen caminar, Perth
iba siempre a la granja vecina a hacer todas sus fechorías, hasta que el
anciano Wargul supo quien era quien había hecho todos esos actos contra sus
animales y la familia de Perth tuvo que mudarse lejos de esa casa, y aquella asa quedo como la casa para vacacionar. Se mudaron a la ciudad, grande llena de
pequeñas cajas donde vivía la gente, esa era la ciudad.
A la edad de 17 años cometió su primer
crimen penal, asesino a una chica, Catalina era su nombre de la que se había
enamorado en la escuela, cuando ella lo rechazo en varias ocasiones, el decidió
vengarse, la ocasión perfecta era el baile de la escuela que había en halloween,
cuando ella saliera de su casa él la abordaría, la subiría al carro, que su
padre le había prestado para ir al baile y llevar a su acompañante, lo que su padre no sabía es que
su hijo iba a hacer semejante cosa.
Perth espero pacientemente en la
esquina de la casa de la joven, cuando ella salía a esperar a su cita que aun
no había llegado Perth la abordo, le tapo la boca con cinta, le amarro las
manos y los pies con una soga, hizo un nudo imposible de desatar con las manos,
para desatar este nudo era necesario tener algo afilado para romperlo.
Perth había tomado todas las medidas
necesarias para que lo que fuese a hacer no fuera descubierto por la policía y
que no quedara implicado en el crimen, agarro su cabello, que llegaba hasta la
mitad de la espalda, con una moña, para que cuando se topara con la muchacha no
callera ningún cabello en el cuerpo y no pudieran hacer pruebas de ADN, guantes
de cirugía, en los que no quedaba huella, zapatos de suela lisa, para que
cuando golpeara el cuerpo de ella no quedara la huella que los forenses
esperarían encontrar. Y para la ocasión del baile un traje formal, de paño y
corbata.
La metió en la parte trasera del auto,
acostada boca abajo, de manera que alcanzara solamente a respirar por la nariz,
en el viaje él le contaba todo lo que le hacía a los animales, Catalina trataba
de gritar, pero la cinta impedía que lo hiciera y hacia que se ahogase poco a
poco, aterrada ella no podía dejar de imaginarse todas esas cosas que Perth le
contaba, fueron casi dos horas de viaje. Finalmente llegaron a su destino, la
casa de la infancia de Perth.
Eran las diez de la noche ya pasadas y
Perth la bajo bruscamente del carro y le llevo al granero, donde no había nada,
solo unas herramientas y cosas en general que había llevado Perth hacia unos
dos o tres días. Arrastrada la joven no podía pedir auxilio, él sabía muy bien
a qué hora los vecinos dormían, y sabía que no se despertarían a altas horas de
la noche.
Al entrar, Perth cierra la puerta del
granero y coloca un pasador. Coloca a la muchacha en el suelo de asfalto frio y
mojado, mientras alistaba sus herramientas, le
decía que por haberlo rechazado a él, la haría pagar con sangre por lo
que su corazón que por primera vez se había enamorado sentía en ese momento. Él
la desnuda.
Agarro un alicate de corte, cogiendo
sus manos, comenzó a quitarle dedo por dedo a esa hermosa mano que alguna vez
fue. Una vez terminada la extracción de
los diez dedos, Perth decide amarrarla a cuatro estacas que había colocado con
precaución para la ocasión, en cada uno puso una extremidad o lo que quedaba de
ellas, de modo que quedara en pose de da Vinci, sus brazos y piernas
extendidos.
Con una cuerda de cuero la empezó a
azotar, hasta que salió sangre de su cuerpo, del rostro de ella salían lagrimas
con esfuerzo, eran ya las doce de la noche, ya habían pasado más de dos horas
de torturas, pero Perth no desistía, estaba seguro de lo que iba a hacer y ya
lo había planeado con anterioridad y recelo.
Luego de tenerla azotada y sin dedos,
de tenerla desangrándose, casi ahogándose pese a la falta de aire decide tomar
un gigantesco tronco que el mismo había afilado, Catalina se movía desesperada,
al parecer presentía lo que le iba a suceder, lo que Perth planeaba hacer con
ese tronco, su vida nunca se sintió tan corta, como la sentía en ese momento.
Perth, agarro el gigantesco tronco y lo aferro a sus manos, de modo que no se
resbalase por el uso de los guantes que traía.
Inicio pues su próxima maniobra empalar
a Catalina, su antiguo y único amor, Catalina cerraba sus ojos hasta no poder
más, quería no ver lo que estaba a punto de sucederle, cuando de repente siente
un punzado un dolor terrible, el sufrimiento
más terrible que jamás había padecido en toda su corta vida, en
aguijoneado entraba por su vagina, y pasaba por todas sus partes internas lo
único que pensaba ella era en morir y no sentir ese dolor, pero el dolor
persistía finalmente, la estaca traspaso el cuerpo de Catalina, pero no salió
por la boca
.
.
Perth había estudiado bastante en libros de
historia y de torturas, que cuando se empalaba a alguien y la estaca no salía
por la boca, el individuo que sufrió la tortura no moriría enseguida, si no que
podría seguir vivo hasta cuatro días agonizando, después de la empalada.
Perth quería que esta viera todo lo que
le sucedió pero no lo que le iba a suceder, es así como con sus finos dedos, se
acerca al rostro de la joven y le susurra al oído “Que bella que eras, ahora mírate,
llena de sangre, esperando clemencia, pero nada de eso vas a obtener, que
lastima.” Intenta abrirle uno de sus
ojos a la fuerza y al lograrlo, inserta
sus dedos con tal fuerza que logra sacarlo del agujero en el que debería estar,
al sacarlo, lo corta con el alicate que
había utilizado, para quitarle los dedos,
luego de sacar ese hermoso ojo con un iris color miel, procede con el
otro, después de tanto sufrimiento y dolor Catalina perece debido a el sangrado
excesivo y los múltiples golpes que se le había propinado.
Perth aun no había acabado con su
trabajo, debía deshacerse del cuerpo, es así como decide, desmembrarla y prenderle fuego a su cuerpo,
regándola de gasolina y encendiendo una cerilla, su cuerpo se consumía por las llamas,
nunca Perth había visto un espectáculo tan hermoso, las llamas subían hasta a
más de dos metros, salían chispas, por todos lados.
Perth daba vueltas como si estuviese
bailando, el se imagino si todo hubiese sido distinto, si Catalina no lo
hubiese rechazado, estarían ahora mismo danzando en el baile de halloween de la escuela, todo abría sido
distinto, de repente, entre tanto bailoteo y zapateo Perth tropieza y cae de
espaldas al fuego, como tenía las manos llenas de gasolina sus manos prendieron
fuego inmediatamente, no pudo hacer nada para detenerlo, mientras corría hacia
la puerta se da cuenta que aun estaba con el pasador que el mismo había puesto
en ese lugar, sus manos fueron cayéndose a pedazos, corriendo por lado y lado
sin saber qué hacer decide llenarse de gasolina e inmolarse el también.
Al parecer con todas las precauciones
que Perth tomo para evitar que nada se supiese del crimen que cometió, no logro
nada, ya que el también termino muriendo, termino muriendo, pensando en lo que
pudo haber sido, y no en lo que fue.
Los padres de Perth estaban preocupados
ya que su hijo no había vuelto en tres días, desde que se fue al baile de
halloween. Deciden ir a la estación de policía a poner un denuncio por la
desaparición de su hijo, tal es la sorpresa que estaban los padres de catalina
también allí pidiendo ayuda, ya que su hija también estaba desaparecida hacia
también tres días.
Horrorizados los padres creyeron lo
peor, que Perth y Catalina habían escapado en el carro en que viajaban y que
posiblemente se hayan accidentado. Pero ellos no se imaginaban lo que había pasado tres noches
antes. Los policías los hacen esperar demasiado tiempo antes de tomar una
decisión. Deciden hacer una brigada de búsqueda para saber el paradero de estos
dos.
A la mañana siguiente a las seis de la
mañana comienza la búsqueda en toda la cuidad buscaron, sin respuesta alguna,
preguntaron a sus compañeros del baile, a lo que ellos respondieron que ninguno
de los dos había ido ayer al baile. Preocupados tratan de seguirles el rastro,
pero en toda la cuidad no hayan razón de ninguno de los dos, así es como
deciden salir de la cuidad a buscar a las afueras. Preguntando en cada casa,
algunos daban razones, que un carro había pasado ya tarde hacia tres días por
esa carretera.
Deciden pues seguir el camino de esa
carretera, hasta que la madre de Perth les comenta a los policías que
cerca, por esa misma carretera, ellos
habían vivido hacia ya un tiempo en una casa en el campo.
Apresurados los policías deciden ir
hacia la casa rápidamente. Recorren los pastizales en la camioneta en la que
iba, pasan dos o tres fincas antes de llegar a la de los padres de Perth,
llegando a la finca ven que el auto estaba estacionado justo afuera del
granero, donde se encontraban Perth y Catalina; bajaron aceleradamente de la
camioneta, rompieron la puerta de la casa de una patada buscaron por todos los
rincones de la casa, pero no hallaron nada, así que decidieron ir a buscar
fuera de la casa, en total eran cinco policías, tres fueron a buscar a los
pastizales y dos entraron en el granero, mientras que los padres de Perth y
Catalina esperaban alguna buena noticia por parte de los policías.
Los tres policías en los pastizales
miraban, rebuscaban, miraban si la tierra pudiese estar suelta, para poder descartar cualquier sospecha de que a
alguien lo hubiesen enterrado allí, no eran tan vastos los pastizales así que
terminaron esa labor rápidamente. Entraron ahora los dos policías restantes al
granero, al ingresar quedaron estupefactos con lo que vieron, uno de ellos salió
del granero a llamar a los otros tres policías, rápidamente ingresan todo y quedan atónitos al ver todo lo
que había acontecido, absolutamente todo estaba en cenizas, se alcanzaban a
distinguir unos cuerpos hechos cenizas en el suelo, uno separado de otro, uno
de los cuerpos estaba atravesado por un largo palo afilado que aún conservaba
su forma, veían brazos y piernas separados de un cuerpo.
Salen del granero y colocan una cinta
amarilla que indicaba que había ocurrido un crimen y que nadie podría pasar a
no ser que tuviesen una autorización, la madre de Catalina al ver que pusieron
eso salió despavorida de la camioneta intentando ingresar al granero, pero los
policías la detuvieron diciéndole que estuviera en calma, lloraba desconsolada intenta soltarse de
aquellos policías que la retenían ¡y lo logra! Entra corriendo al granero y al
entrar no entiende lo que ve, todo está quemado, destrozado, y en un rincón ve
el vestido de su hija al verlo se para en frente y suelta unas lagrimas de
dolor, se agacha y recoge el vestido, y lo abraza tan fuerte como si estuviese
abrazando a su propia hija, nunca había sentido un dolor más intenso que el
perder a su hija.
La madre de Perth espera las noticias
dentro de la camioneta, sabe que son malas, vio como habían puesto la cinta
amarilla; un policía llego a la camioneta y le dijo a la madre de Perth “Lo
siento mucho”, ella soltó unas cuantas lagrimas de dolor, aunque no se veía por
fuera estaba muy afectada por lo que le había pasado a su hijo, a pesar de ser una
mala persona ella lo amaba con todas las fuerzas de su corazón.
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