Bueno, hace mucho no posteo cosas, pero si que he hecho muchas cosas, bueno volviendo al tema, ¿Cúal tema?. Pues hoy posteare unos cuentos que realice, uno, Arcos y pasiones, se podría decir que es un cuanto épico fantastico, y el segundo, El ballet de la llama, es un cuento de suspenso se podría decir, sin hablar más subire los cuentos, espero que realmente alguien los lea, ya que fue un trabajo intenso el realizar estos cuentos. Gracias.



Arcos y Pasiones


Generalmente en las historias siempre hay un príncipe que se enamora de la plebeya y ella también queda perdidamente enamorada de él,  el príncipe no se puede enamorar ya que el reino no le permite casarse ni tener ningún amorío con alguien que no sea de la nobleza, hasta que él hace lo posible para poder estar a su lado y finalmente estos terminan haciendo de las suyas al casarse y siendo felices para siempre. 


Pero esta historia que se contará ahora será distinta, nos contará como una princesa a la que realmente no le gusta ser de la realeza, se enamorará de un armero y guerrero de la misma realeza; a pesar del presentimiento que ellos dos temían de ser descubiertos, la princesa decide revelarle lo que con sigilo habían mantenido estos dos.


Eru era hija del Rey Vårdslös, el padre de  Vårdslös.  Korb, conocido guerrero que aunque arrogante y venturoso era estimado por todo el reino, fue reconocido por haber dirigido una batalla para recuperar a su pueblo, que estaba siendo oprimido por un reino vecino. Después de salir victorioso de aquella batalla fue nombrado y aclamado de inmediato rey de Würdevoll y aunque más de un centenar de guerreros perecieron en dicha batalla esta no fue una victoria glorificada.


Al poco tiempo conocería a Hängeren,  de la que quedo perdidamente enamorado y al poco tiempo de casarse, nacerá Vårdslös  fue criado con rigidez y premura para ser el mejor  guerrero de Würdevoll; Vårdslös creció, también  fue conocido por su arrogancia que tanto le hacia parecerse a su padre.  


Se convirtió en líder del sequito de guerreros. Aunque arrogante y venturoso era estimado por todo el reino de Würdevoll, había protegido a su reino en varias batallas, Korb moriría penetrado por una flecha que perforo su obstinado corazón. Vårdslös  acepto con temeridad el cargo de Rey De Würdevoll frente  a la muerte de su padre, Vårdslös  se casaría con una doncella de un reino vecino y así se unificaron ambos reinos.


Los padres de esta doncella morirían, su padre le cercenaron su cabeza con brutalidad,  defendiendo la frontera, y su madre al poco tiempo por una fuerte diabetes y como Vërlag era la única hija del matrimonio no podía suceder al trono, así que su esposo se convertiría en el rey de las dos naciones.


Del matrimonio de Vårdslös  y la doncella Vërlag nacería Sturz, Eru y Ea. Eru desde un principio fue tratada como una princesa lo que a ella le disgustaba de sobremanera, desde siempre fue adornada de pomposos vestidos con costuras de oro, de seda, tejidos a mano con las mejores manos de Würdevoll y que a los cinco minutos quitaba y remplazaba por la sotana que siempre usaba sin importar  cualquier imprevisto.


En cambio su hermana Ea  era orgullosa, pedante y muy somera frente  a todo, le encantaban en cambio los lujosos vestidos y grandiosos peinados, ser toda una “princesa”. Eru sin duda era una mujer  fuera de lo común, no le agradaba a lo que a todas las chicas de su edad, le gustaban las armas y siempre decía que estaría dispuesta a defender a su reino si entraba en guerra.


Su madre no orgullosa de Eru decide internarla en la fortaleza enseñándole como ser una Dama desde los diez años, sin dejarla salir. Eru inconforme  con esta decisión decide, no oponerse, mientras trataba de seguirle el paso, iba a donde su padre, su padre le enseñaba cartografía, de la guerra, todo esto lo hacía sin que su esposa estuviera al tanto.


Cuando Eru cumple dieciocho, su obstinada madre dictamina que ya esta lista. Lo primero que Eru hace para salir de la fortaleza es vestirse de hombre para ocultarse de su madre e ir  a la armería, para comprar un arco  sin que su padre y madre se diesen cuenta. Cuando entra en la armería ve todos los tipos de arcos, espadas, ballestas, hachas y demás armas que tanto había estudiando en los libros de su padre, encantada por uno que vio, era un Longbow, un arco sencillo, pero certero. Decide preguntarlo, le recibe un joven que mermaba  su edad, simpático, ojos verdes, cabello castaño, robusto y vigoroso.


Eru sintió inmediata atracción hacia dicho  joven. ¡Vaya sorpresa! Seguía  vestida de hombre, decide dejar apartado el Longbow con unas cuantas monedas que traía consigo. Eru no dejo de pensar toda la noche en aquel armero. Al otro día volvió por su arco con lo que le faltaba de monedas.


-¿Tenéis algún lugar donde pueda ensayarlo?
          -Claro, seguidme.


El joven la llevo a un huerto que estaba detrás de la armería habían varios árboles y se notaba que ellos ya habían sido penetrados por varias flechas y hachas. Decidió pues apuntar al segundo árbol que allí se hallaba, rebordeando el filo de su flecha, apuntando al centro del círculo que estaba allí marcado, tiró,  con tanta certeza que dio justo en el blanco. Tan mala fue su suerte que el viento que emitió  el movimiento del arco, la despojo la peluca que estaba en su cabeza, La larga cabellera cayó sobre su rostro.  Abochornada cayó de rodillas sin suscitar palabra.


El joven se le acerco a Eru sin temeridad.

-¡Vaya sorpresa que nos traen los Dioses!, ya presentía algo así.
Eru cabizbaja no decía palabra.
-Pero no os preocupéis, dijo El joven. Por cierto, nunca os había visto ¿Eres de por aquí?
      - S… si  soy la hija de Vårdslös,- Dijo impaciente-
-¡Esto sí que es una sorpresa! No sabía que el rey tuviera otra hija que no fuese Ea, dijo el joven con aire pensativo. –Espero que no sea tu carácter igual que el de tu horripilante hermana.

     - Sí, soy la hija mayor, levantando su rostro con una sonrisa tímida. 
- ¡Oh! Vaya descortesía  la mía. Me presento, soy Brennen hijo de Völlig, armero de Würdevoll Y… ¿Como es vuestro nombre?
       - Me llamo Eru, segunda hija del Rey después de Sturz.
-  Sturz es un muy aclamado guerrero por aquí. ¿Y qué os trae a ti, una princesa de la realeza a una armería?
       - Vine a comprar un arco.
-Si de eso me di cuenta, pero… ¿acaso en vuestra fortaleza no tienen suficientes?
      - Pues sí, bastantes hay. Pero no quería que se supiera que empleo el arco.
-¡Y sí que lo manejáis bien!
      - Gracias, dijo Eru.  Bueno me retiro.
-¿Os volveré a ver?
      -  Eso espero Brennen.


Eru regreso a la fortaleza, al cambiarse la ropa de varón que tenía, fue a un bosque cercano a ensayar con su flameante arco apuntando a un árbol.  Así se fueron consumiendo las flechas tanto como la luz del sol, Su última flecha debía ser un tiro perfecto, tiró la cuerda, la flecha salió con la velocidad de un rayo, algo la detuvo, ¡otra flecha! ¿Quién pudo haber sido? pensó.  Divisando de izquierda a derecha para descubrir al que  produjo tal artimaña, mientras pensaba si quien lo hizo planeaba hacer otro movimiento.


De un árbol lejano se asomaron dos manos alzadas al aire, Eru apuntaba con una flecha que había retirado del suelo, al ver que era Brennen, bajo el arco y sintió un reconfortante alivio.
        -¿Qué hacéis aquí?, Dijo Eru.
-Yo vivo aquí.
         - Pensé que vivías en la armería…
- No, allá simplemente es la armería, -dijo-
        - Al parecer nuestro próximo encuentro se adelanto demasiado rápido.
- Sí, menos mal llegue a tiempo,  casi acabas con la vida de aquella ardilla.
Acurrucándose Brennen recoge a la asustadiza ardilla que había caído presa del pánico que le producía morir atravesada por una flecha acabando inmediatamente con su vida.


         -¡Vaya error que cometí! No la había visto. Espero logres perdonarme le decía a la pequeña criatura.
-Bueno ya oscureció, y debo llegar  a mi morada.
         - ¿Dónde vives?
- Flanqueando  el bosque, allá encontraras  mi modesta morada.
        - También se está haciendo tarde para mi, adiós, espero verte pronto Brennen
- Yo igual, adiós.


Eru y Brennen siguieron cada uno su camino hacia sus moradas, el rey y la reina no se habían percatado de que su hija había salido, así que fue más fácil entrar a la fortaleza. Durante varios días que se convirtieron en meses, Eru y Brennen se siguieron encontrando  para preparar su ejecución del arco, en el mismo bosque y siempre antes de caer el alba. Se convirtieron en muy buenos compañeros a sabiendas de que los dos sentían un mutuo amor.


Un día mientras ensayaba, corriendo y apuntando a unos blancos que ellos habían preparado, a Brennen se le escapa una flecha de las manos con tan mala suerte que la flecha  entro a la muñeca de Eru propinándole una cortada. Brennen atemorizado, decide llevarla de inmediato a su morada, al entrar Brennen acomoda a Eru en una poltrona mientras traía un poco de licor y espuma para realizarle una curación a Eru.


Luego de haberle limpiado la herida y haberla vendado Brennen le besa la mano y le desea pronta recuperación, siguió besando su mano, subiendo por su brazo, devorando su cuello en un  beso largo y apasionado.  Sintieron con premura que debían despojarse de sus prendas que perturbaban aquel momento desenfrenado. Sus brazos se entrelazaron reconfortados por un aire caluroso que entro por sus entrañas y salió fuera, como exudación emanada de sus rostros.


Fueron víctimas de un juego vehemente y vanidoso del erotismo lo que los obligo a unir sus cuerpos que parecían tan lejanos hace un tiempo pero que ahora se entretejían sin manera alguna de liberar a  estos cuerpos fatigados y venturosas víctimas del amor. Fueron varios minutos que parecían consumirse como un papel en la llama de una llameante fogata, fueron varios minutos en los que sintieron la angustia, el temor y la fogosidad del momento.  


Su amor fue develado frete a sus atónitos ojos mediante ese acto tan sutil, pero tan reconfortante para el enamorado. Las visitas de Eru se convirtieron cada vez más rutinarias, cada caída del alba Eru esperaba con premura la llegada de Brennen al frente de su morada, el tiempo de los ensayos con el arco se fue acortando, mientras que sus visitas para consumir su amor fueron extendiendo su tiempo de abochornado placer.


Una mañana un mal augurio se presentía, el cielo se había tornado de un aire gris y espeso que no dejaba nada a la vista de Würdevoll, de pronto un jinete se avecina, al norte de la fortaleza, montado en un caballo gris, este jinete estaba vestido con una vasta armadura que cubría cada parte de su cuerpo, excepto por su mano que desnuda traía consigo un pergamino envuelto en fino cuero y atado con un delgado lazo dorado.


El jinete se acerco a uno de los centinelas entregándole la carta y recitando algunas palabras ya preparadas por el susodicho.


-He traído del reino de Dörhmog esta carta para la princesa Eru, departe de el príncipe  Daglör quiere que primero sea entregada a el rey de Würdevoll y posteriormente a la princesa Eru para ver qué decisión tomará frente a este caso. Espero que su respuesta sea lo más pronta.


  Una vez entregada la carta el jinete echo a galopar sin decir ni una sola palabra más, hasta que no se pedio detrás de las montañas donde las miradas ya no podían seguirlo.
El centinela fue de inmediato a entregar el paquete recibido. El paquete llego a las manos del Rey Vårdslös. El rey reviso exhaustivamente el paquete que le habían traído, siempre fue muy cautelosos con lo que le mandaban, desde aquella vez en que su hermano menor intento envenenarlo, para apoderarse el del trono,  nada llamo su atención del paquete, así que decidió abrirlo, una larga  nota, no tan extensa se armaba bajo el papel. El rey comenzó a leer.


Rey de Würdevoll  a  vuestro nombre hago llegar esta carta, para pedir la mano de su pulcra y agraciada hija Eru, de la cual mi corazón palpita desde aquella vez que la vi cuando ella tenía diez  años y jugaba con una espada echa de fino pino que ella misma había construido. Desde ese día no volví a saber nada más de ella, hasta hace unos pocos días uno de los jinetes de mi padre que andaba rondando por vuestras tierras vio a una hermosa joven de larga cabellera, afilando el pico de una flecha en medio del bosque.
Así, Vårdslös, Rey de Würdevoll ruego que me conceda el honor de ser el hombre que ame a su hija por todos los días, que vele por ella día y noche, que muera por ella.
Le estaré eternamente agradecido Vårdslös, Rey de Würdevoll.

Esperare una pronta respuesta. 
 Daglör, príncipe de Dörhmog, hijo del Rey Búrizú.


Su padre con aire temeroso no le dice ipso facto a Eru de la carta, ya que había escuchado terribles referencias acerca de aquel príncipe, Vårdslös no quería poner en riesgo a su hija, y menos a Würdevoll. Por lo que el rey decide callar y ocultar esa carta para evitar la guerra según él.


Desde que Eru había conocido al amor de su vida Brennen, ya habían pasado dos años, la carta misteriosamente llego el día en que se cumplían estos dos años.  Al ver que la espesa y oscura neblina se fue disipando, Eru ya estaba preparada para ir a la morada de Brennen. Brennen la recibió con una copa de vino otra de hidromiel y le dio a escoger, unos cuantos manjares que el mismo había preparado, y un largo beso. Ella entra, sintiéndose acogida como desde el primer día que entro.


- Creo que nuestro secreto ya debería ser develado. -Dijo Brennen con aire sutil-
      - Pienso igual, ¡mañana mismo le contare a mi padre lo que sucede!  -Respondió alegre Eru-
Luego de unos cuantos tragos de hidromiel y otros tantos de vino de probar manjares y deliciosos bocadillos hechos por Brennen, Eru parte de la morada de él luego de un largo y apasionado beso que los dejo sin aliento.


A la mañana siguiente Eru fue directamente a la recamara de su padre.
-Hola padre, he venido a hablarte.
          -si vienes es porque debe ser muy importante lo que me vais a contar.
- La verdad si padre, venía a hablarte sobre alguien que conozco hace un par de años, cuando mi madre me dejo salir del encierro al que me  tenia sometida.
Vårdslös acentuó con la cabeza y Eru continuo.
-Hace dos años, exactamente el día en que mi madre Vërlag  me dejo salir después de ocho años. Fui al pueblo y me tope con una armería y decidí entrar.  -Eru continuó con su relato pero Vårdslös la interrumpió-
            -¿Como  os saliste sin que los centinelas se diesen cuenta de que os habíais escapado?
- Fácil padre, me disfrace de hombre para pasar inadvertida tanto en la fortaleza como en el pueblo. Al terminar de contar la historia.  -Eru suspiro-
            -Yo también tengo algo que contarte que os oculte.  -Se paró, en un cofre que había detrás de un escaparate, lo abre y saca el pergamino-
-Eru lo lee detenidamente y se muestra angustiada-   ¿Que hare padre?
           - ¿Qué crees que debamos hacer? Daglör  es un ser muy ambicioso según eh sabido, y no                                                                                                                            descansará  hasta que tu estés en aquellos brazos malignos que solo desean poder y riquezas,  Daglör se mostro sereno en la carta, pero si no recibe una respuesta pronta, probablemente se alce en armas y venga a atacar a Würdevoll a toda costa hasta conseguirte. ¡Eso si sería catastrófico! Más de ocho décadas que hemos mantenido este lugar con paz y armonía, pero sin descanso, lo único que podemos hacer en este momento es preparar las tropas, alistar a nuestros mejores guerreros, para esperar la llegada de aquel demonio Daglör.
-  ¡Hm! Nunca había pensado que tanto revuelo se armara por mi culpa si deseas perdonarme…  -Vårdslös interrumpió a Eru-

               - No tienes la culpa de nada, nadie escoge a quien le entrega su corazón.
-Gracias padre es muy reconfortante saber que cuento contigo.
Eru se retiró de los aposentos de su padre. Y cuando caía la tarde fue a encontrar a Brennen donde siempre le esperaba.
-¿contaste a vuestro padre de lo que habíamos hablado ayer?
                - Sí, pero parece que Dörhmog se va  alzar en armas contra Würdevoll, al parecer por mí. Dijo con un rostro de angustia.
-¿Por vuestra culpa?
                - A mi padre llego una carta ayer en la madrugada, era del  príncipe Daglör  pidiéndome como su esposa, al parecer por los rumores que se escuchan él es un horripilante ser a pesar de ser de elevado linaje, y mi padre sospecha que si una pronta respuesta no le llega al caprichoso príncipe, hará que Dörhmog se alce en armas para así invadir  Würdevoll.
-¿Y que pensó hacer vuestro padre?  -Dijo alterado-
                - Ahora mismo debe estar preparando a los mejores guerreros, dotándolos de armas, y pidiendo ayuda a los habitantes del pueblo,  para que estén atentos, frente a cualquier cosa que pueda suceder.


- ¡Iré ahora mismo con vuestro padre!, puede que yo supiera alguna manera para serle útil.
Eru y Brennen  fueron rápidamente buscando a  Vårdslös cuando lo encontraron estaba justo en frente de la armería, planeaba pedirle ayuda a Brennen para forjar una centena de armas. De inmediato Brennen se puso en esa tarea, Eru se incorporo al trabajo para así aligerar la entrega de dotaciones. Fueron tres largos y arduos días de trabajo tanto para Vårdslös como para Eru y Brennen, pero finalmente estaban listos, preparados para cualquiera de los ataques que se pudieran presentar

.
 Pasaron otros  tres días de desesperación ciega, pero no se avistaba  desde ninguna frontera nada, solo algunas aves de rapiña que se avistaban en el vasto cielo que se extendía allá en lo alto, que según los pobladores eran de mal augurio. De repente  resonó a los lejos el sonido de cuernos que avisaban que la guerra se avecinaba, tal y como  el Rey Vårdslös lo había sospechado, Daglör no se iba a quedar de brazos cruzados esperando una respuesta que sabía que nunca llegaría.


Vårdslös había reunido a los jefes de cada sequito de guerreros para dar instrucciones
 ¡Todos de pie! Os he reunido para os darles instrucciones y para discutir. Hace más de ocho décadas que no entrabamos en guerra con ningún reino vecino,  ellos  aprovecharon y creyeron que no esteraríamos preparados para la guerra y planeaban embestirnos por sorpresa, ¡gracias a los Dioses!, yo conozco las artimañas de aquellos traicioneros países vecinos, hoy seguramente habrá pérdidas, perdidas que nos dolerán en el alma, pero no podemos dejar que ingresen y se apoderen de todo en cuanto puedan. ¡Hoy! Hoy vamos a acabar con ellos, vamos a hacer añicos sus rostros, y vamos a hacer que nunca, ¡nunca! ¡Se olviden de quienes son los guerreros de Würdevoll!
Ahora id y dad estos mandatos  a sus correspondientes compañías.


Los jefes de las compañías  vociferaron al unisonó.  ¡Larga vida al Rey Vårdslös!  - Y dicho esto fueron a sus respectivas compañías y resonaron sus cuernos dictando que la guerra oficialmente había comenzado.


La defensa de guerreros de Würdevoll estaba preparada con escudos por si alguna lluvia de flechas se desplomaba desde el cielo. Diez mil guerreros flanqueaban todas las fronteras. Los guerreros de Dörhmog no se alcanzaban a divisar  por completo pero casi doblaba a  la defensa de Würdevoll, tenían la esperanza de poder acabar  con la mayoría de ellos desde un ataque aéreo certero. Para un ataque cuerpo a cuerpo.


 Vårdslös gritó, y ese fue el inicio del ataque de flechas, Mataron cientos de guerreros de Dörhmog, los que vivían, no se rendían, seguían  cubriéndose con improvisados escudos,  y matando uno que otro jinete que rodeaba la frontera. Empezó el combate cuerpo a cuerpo, miles de miembros desgarrados volaban, ecos de gritos escalofriantes se escuchaban por todas partes, el rose de las espadas producía un chirrido insoportable, cabezas rodaban por el piso,  rostros deformados, de los que algunos eran reconocibles y quien les echaba un vistazo inmediatamente emanaba un chillido que más bien parecía que hubiera surgido de las tinieblas.


Eru y Brennen estaban en el centro de su compañía, desde donde lanzaban tantas flechas como podían, algunas de las flechas habían sido cuidadosamente tratadas con veneno de rana gigante para que la muerte fuera rápida y a la vez horripilante, el veneno entra por la sangre,  hace creer que hierve la sangre, que se quema, produce sudoración excesiva; después de unos cuantos minutos de sufrimiento, el afectado muere.


 La batalla perduro hasta la caída del alba, Vårdslös estaba preparado, y había encargado traer unos cuantos faroles para alumbrar   y para avivar el fuego de las improvisadas fogatas que habían preparado para incinerar los cuerpos malditos  de los enemigos.  Los guerreros de Dörhmog se habían reducido a menos de la mitad. La derrota parecía inminente para ellos, El Rey Búrizú y Daglör  se encontraban a espaldas de los pocos guerreros  que les quedaban.
Una larga línea defendía con espadas, hachas, y grandes masas,  la línea de atrás tenía arcos y ballestas, en esta línea estaban Eru  y Brennen. Algunos de los pocos guerreros que  aun quedaban de Dörhmog huyeron despavoridos, quedaron como cobardes y traidores a un juramento de palabra frente a su rey y su príncipe.  Los números se fueron reduciendo apresuradamente, Vårdslös no había pensado, que la guerra durase tan poco y mucho menos que redujeran un número que les doblaba, estaba contento pues su planeación había salido a la perfección, aunque habían tenido muchos ciudadanos que habían perecido, pero la victoria no era suya aun.


Ya subsistían solo doscientos guerreros y jinetes de Dörhmog, Búrizú  decide bajar de su gran y adornado caballo, su hijo le sigue.

   Muy bien, - exclamo aplaudiendo- la verdad no pensé que fueseis a estar tan bien preparado para un ataque como el nuestro, pero te felicito, es lo primero que veo que te sale bien. –Después de decir estas palabras le lanza un escupitajo-
Vårdslös no se inmuta.


De repente se ve una sombra corriendo de lado a lado, una sombra de la que alumbran unos ojos, desenvaino una espada, y llegando a dónde estaban estos tres discutiendo. Batió la espada con ligereza y decapito al Rey Búrizú de una sola cercenada.  Vårdslös vio boquiabierto que era Brennen, y no dijo nada en ese instante, Daglör al ver la cabeza de su padre entra en un ataque de locura, recoge la degollada cabeza de su progenitor y desaparece corriendo en las montañas.  Los pocos guerreros que quedaban al ver que Daglör huía despavorido con la cabeza de su Rey, también emprenden la huida.


-No creí que esto fuera a acabar así  - le dijo Vårdslös a Brennen-
               - Ni mucho menos yo, -arrodillándose- ¡Disculpadme gran Rey! Por haber estado con vuestra hija sin vuestra aprobación.
- De nada tienes que disculparte muchacho. -dijo Vårdslös alzándole la cabeza a Brennen-  Espero que vuestras nupcias sean pronto – exclamo con una larga sonrisa-
Brennen estaba sumamente abochornado, y bajo la cabeza.


-¡Regresemos a casa muchacho! –Abrazándolo lo llego hasta donde estaba Eru-   Hija, ya estábamos arreglando los planes para tus nupcias – dijo Vårdslös con una fina sonrisa-
Los rostros de estos jóvenes no podían ocultar su vergüenza frente a su padre, regresando a casa Vërlag les tenía preparado un suculento plato, unas cuantas perdices tiernas con una apetitosa salsa, con unas copas de vino y hidromiel, ovacionaron su merecida victoria, nunca volvieron a saber de Daglör y la cabeza de su padre, los territorios de estos pasaron directamente a manos de Vårdslös.

Fin.

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